Los pasos de peatones son familiares a todas las personas. Forman parte del atrezzo de nuestras calles y permite la convivencia entre el tráfico y los viandantes de tal manera que no atendemos a ellos prácticamente. Para atravesar de una calle a otra simplemente los cruzamos y los conductores saben (¡porque todos lo hacen! ¿Verdad?) que deben permitirnos pasa. ¡Qué ejemplo de civismo!
Pues este tipo de código vial ya existía en época romana. Las ciudades grandes bullían de vida, sobre todo durante la madrugada y las primeras horas de la mañana. Carros con productos destinados al mercado, personas dirigiéndose a sus trabajos. Probablemente se asemejaría mucho al centro de las ciudades de hoy en día en hora punta. La ciudad de Pompeya, sepultada por el volcán Vesubio en el año 79 d. C., nos ha permitido averiguar que los pasos de peatones no son tan modernos como creíamos. Muchas de sus calles cuentan con aceras para los viandantes y pasos de peatones con la misma función que tienen en la actualidad. Incluso con mayor funcionalidad.
Entre los bloques se puede apreciar la erosión producida por las ruedas
Las calzadas pavimentadas de Pompeya permitía la circulación de carros por la ciudad. Incluso la ciudad cuenta con calles de sentido único para un mejor flujo del tráfico. En algunas zonas de la ciudad, probablemente las más concurridas, se encuentran unos bloques de piedra sobresalientes en la calzada que unían una parte de la acera con otra. Estos bloques estaban separados de tal forma que permitían la circulación y el paso de los carros. Las piedras están separadas de tal modo que las ruedas de los carros podían pasar sin problema entre los espacios entre un bloque y otro. De hecho, la huella indeleble de cientos de carros ha quedado impresa en los pasos de peatones con las marcas de erosión en el pavimento.
Además, estos pasos de peatones permitían controlar la velocidad de los carros. Éstos, al acercarse a los bloques de piedra sobresalientes debían aminorar la marcha para cuadrar las ruedas y así poder seguir con la marcha. De lo contrario era más que probable que chocaran con alguno de los bloques.
Pero ahí no queda su utilidad. Se suele decir que si tuviéramos la (inmensa) fortuna de viajar en el tiempo a las ciudades antiguas, probablemente no podríamos permanecer mucho tiempo debido a la suciedad y olor de las mismas. En las ciudades romanas se solía tirar la basura y los restos de comida a la calle. Con las lluvias se limpiaba las calles de toda esa inmundicia. Pero el agua se acumulaba en algunos puntos siendo casi imposible caminar sin mancharse los pies. Tanto las aceras como los pasos de peatones permitían a las personas seguir la marcha sin el riesgo de mancharse con la inmundicia y el barro.
Por tanto, el paso de peatones puede que sea una muestra de civismo, pero inventado mucho antes de que existieran nuestros coches modernos. Una muestra de la herencia romana a nuestra civilización. A parte de esto, ¿Qué hicieron los romanos por nosotros?
Más información| pompeiisites.org
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