viernes, 28 de octubre de 2016

Un paseo inolvidable por los escaparates de París

DEBAUVE ET GALLAIS
La historia de París se escribe en sus escaparates. Hoy, Pixartprinting nos regala imágenes e historias de la ciudad a través de sus fachadas más memorables. “Estimado amigo, te recomiendo que comas regularmente chocolate de Debauve & Gallais, como medida para no olvidar nunca el verdadero sentido de la vida”. Estas palabras del escritor Marcel Proust resumen lo que se prueba al saborear uno de las joyas de este chocolatier.
En Mayo de 1800, Sulpice Debauve abrió la tienda en Saint Germain (a dos pasos del Bon Marché y del Café de flore) con la mayor de las ambiciones. En la fachada, campean las palabras “Utile dulci”, extracto desde el lema de Horacio “mezclar lo útil con lo dulce”. Pasada la entrada, te encuentras en un semicírculo perfecto con una mesa parecida a una de farmacéutico, la profesión anterior de Debauve.
Diseñada por arquitectos que trabajaron también para Napoleón, es la única tienda de chocolate registrada entre los monumentos históricos de Francia. El mismo Napoleón acudía a este templo de la dulzura, así como lo hacían Anatole France, Arthur Rimbaud y Coco Chanel, entre otros. Hay que probar las míticas “pistolas de María Antonieta”, diseñadas por Debauve para que actuaran de dulces cápsulas para los fármacos que la reina tomaba a regañadientes. La tienda está regentada hoy por Bernard Poussin, noveno descendiente de la familia, y Diane Junique, joven manager. Juntos, han incrementado el perfil internacional de Debauve & Gallais, abriendo franquicias en diversos países.

La historia de París se escribe en sus escaparates. Hoy, Pixartprinting nos regala imágenes e historias de la ciudad a través de sus fachadas más memorables. “Estimado amigo, te recomiendo que comas regularmente chocolate de Debauve & Gallais, como medida para no olvidar nunca el verdadero sentido de la vida”. Estas palabras del escritor Marcel Proust resumen lo que se prueba al saborear uno de las joyas de este chocolatier. En Mayo de 1800, Sulpice Debauve abrió la tienda en Saint Germain (a dos pasos del Bon Marché y del Café de flore) con la mayor de las ambiciones. En la fachada, campean las palabras “Utile dulci”, extracto desde el lema de Horacio “mezclar lo útil con lo dulce”. Pasada la entrada, te encuentras en un semicírculo perfecto con una mesa parecida a una de farmacéutico, la profesión anterior de Debauve. Diseñada por arquitectos que trabajaron también para Napoleón, es la única tienda de chocolate registrada entre los monumentos históricos de Francia. El mismo Napoleón acudía a este templo de la dulzura, así como lo hacían Anatole France, Arthur Rimbaud y Coco Chanel, entre otros. Hay que probar las míticas “pistolas de María Antonieta”, diseñadas por Debauve para que actuaran de dulces cápsulas para los fármacos que la reina tomaba a regañadientes. La tienda está regentada hoy por Bernard Poussin, noveno descendiente de la familia, y Diane Junique, joven manager. Juntos, han incrementado el perfil internacional de Debauve & Gallais, abriendo franquicias en diversos países.

LES CÉRAMICS DU MARAIS
Dorothée Hoffmann no se quita nunca el delantal cuando trabaja en su taller de cerámica. Tras la fachada de madera azul oscuro de Céramiques du Marais, Dorothée pasa el día con el delantal puesto y su perrita Dharma entre los pies. “Es la mascota de la tienda, nadie resiste a sus encantos – ¡es una excelente comercial!”, bromea Dorothée.
Estanterías y vitrinas albergan multitud de animalitos de cerámica, una de sus especialidades. Es experta en cerámica, pero también en terracota, esmalte y vidrio. Además de los animales, vende trabajos de unos diez artistas internacionales. “Todas las piezas son únicas e insólitas, no las encontrarías en ningún otros sitio”, dice. Como restauradora, le da una segunda vida a porcelanas dañadas o rotas. Dorothée abrió su tienda en 2011 en el Village St Paul, un área dedicada a las artes, antigüedades y el diseño. Ya tiene una clientela internacional: una de sus clientas fue Scarlett Johansson.
Dorothée Hoffmann no se quita nunca el delantal cuando trabaja en su taller de cerámica. Tras la fachada de madera azul oscuro de Céramiques du Marais, Dorothée pasa el día con el delantal puesto y su perrita Dharma entre los pies. “Es la mascota de la tienda, nadie resiste a sus encantos – ¡es una excelente comercial!”, bromea Dorothée. Estanterías y vitrinas albergan multitud de animalitos de cerámica, una de sus especialidades. Es experta en cerámica, pero también en terracota, esmalte y vidrio. Además de los animales, vende trabajos de unos diez artistas internacionales. “Todas las piezas son únicas e insólitas, no las encontrarías en ningún otros sitio”, dice. Como restauradora, le da una segunda vida a porcelanas dañadas o rotas. Dorothée abrió su tienda en 2011 en el Village St Paul, un área dedicada a las artes, antigüedades y el diseño. Ya tiene una clientela internacional: una de sus clientas fue Scarlett Johansson.

FISH LA BOISSONERIE
Un precioso mosaico con peces y conchas marinas te da la bienvenida en la entrada de Fish La Boissonerie, el sitio justo para probar el mejor pescado y el mejor vino de París. En 1905, en este sitio había una pescadería, poissonerie en francés. Cuando Drew Harré y su pareja de negocios Juan Sánchez lo compraron, cambiaron la “p” por una “b”, jugando con la palabra boisson, bebida: de aquí el nombre boissonerie.
Cuando abrió en 1999, no servían pescado, ya que era tan sólo un wine bar. Recientemente, lo convirtieron en un bar gastronómico “con comida deliciosa y una carta de más de 200 vinos franceses”, dice Drew. Ahora, el nuevo chef, Valentin Vasser, planea llevar la pasión por la comida de los propietarios a un nivel aún más alto.
Un precioso mosaico con peces y conchas marinas te da la bienvenida en la entrada de Fish La Boissonerie, el sitio justo para probar el mejor pescado y el mejor vino de París. En 1905, en este sitio había una pescadería, poissonerie en francés. Cuando Drew Harré y su pareja de negocios Juan Sánchez lo compraron, cambiaron la “p” por una “b”, jugando con la palabra boisson, bebida: de aquí el nombre boissonerie. Cuando abrió en 1999, no servían pescado, ya que era tan sólo un wine bar. Recientemente, lo convirtieron en un bar gastronómico “con comida deliciosa y una carta de más de 200 vinos franceses”, dice Drew. Ahora, el nuevo chef, Valentin Vasser, planea llevar la pasión por la comida de los propietarios a un nivel aún más alto.

LA PHARMACIE
El color azul de la fachada es el de las farmacias parisinas de principios del siglo XIX. Dentro, bonitas estanterías de madera y cristaleras enseñan todavía antiguos botes de cerámica para fármacos. Pero entre ellos se encuentran botellas de vino, cálices y teteras. Todo esto confiere una atmosfera especial a La Pharmacie, el restaurante dirigido por el chef Christophe Dupray.
A veces un buen vino y un plato bien guisado son la mejor medicina para el alma: ambas cosas no faltan nunca en la carta de este restaurante en el barrio de République. “Proponemos recetas tradicionales, con productos frescos de temporada que preparamos en nuestra cocina abierta”, explica Christophe. “Y ofrecemos vinos de pequeños productores”. Esta medicina se toma sin derramar ni una lágrima.
El color azul de la fachada es el de las farmacias parisinas de principios del siglo XIX. Dentro, bonitas estanterías de madera y cristaleras enseñan todavía antiguos botes de cerámica para fármacos. Pero entre ellos se encuentran botellas de vino, cálices y teteras. Todo esto confiere una atmosfera especial a La Pharmacie, el restaurante dirigido por el chef Christophe Dupray. A veces un buen vino y un plato bien guisado son la mejor medicina para el alma: ambas cosas no faltan nunca en la carta de este restaurante en el barrio de République. “Proponemos recetas tradicionales, con productos frescos de temporada que preparamos en nuestra cocina abierta”, explica Christophe. “Y ofrecemos vinos de pequeños productores”. Esta medicina se toma sin derramar ni una lágrima.

HOTEL DU PETIT MOULIN
La sorpresa te asalta desde el primer momento en que pones el pie en el Hotel du Petit Moulin. “La gente se confunde por el letrero de panadería y cuando entra se queda perpleja”, explica Vanessa Jacquiot, responsable de ventas y marketing del hotel, que abrió en 2005 en un edificio histórico del siglo 17, donde surgió la primera panadería de París. “Victor Hugo acudía aquí a comprar su baguette”, explica. Las sorpresas no paran a medida que uno se adentra en el hotel. “La restauración ha mantenido las peculiares perspectivas y la estructura laberíntica original”.
La sorpresa te asalta desde el primer momento en que pones el pie en el Hotel du Petit Moulin. “La gente se confunde por el letrero de panadería y cuando entra se queda perpleja”, explica Vanessa Jacquiot, responsable de ventas y marketing del hotel, que abrió en 2005 en un edificio histórico del siglo 17, donde surgió la primera panadería de París. “Victor Hugo acudía aquí a comprar su baguette”, explica. Las sorpresas no paran a medida que uno se adentra en el hotel. “La restauración ha mantenido las peculiares perspectivas y la estructura laberíntica original”. Los interiores fueron diseñados por el modisto Christian Lacroix, quien creó 16 habitaciones y una suite junior, todas distintas entre sí, que evocan distintas historias del Marais, el barrio del hotel. Algunas son luminosas y atrevidas (una tiene incluso techo de espejos) y otras tradicionales y rústicas. La sala del desayuno es un antigo café de Paris. “Este diseño teatral hace que haya una sorpresa detrás de cada esquina”, dice Vanessa.

PATISSERIE BOULANGERIE BORIS
Boris Lumé tomó la gestión de esta panadería y pastelería en 2013, pero es consciente de su historia de un siglo. La preciosa decoración de la fachada contiene un dibujo del Moulin de la Galette, un antiguo molino de viento que es el símbolo de su barrio, Montmartre. El Baile en el Moulin de la Galette de Renoir es uno de las obras más famosas del Impresionismo, un movimiento creado por artistas que usaban Montmartre como su taller al aire libre a finales del siglo XIX.
La panadería-pasteleria Boris está en la lista de los monumentos históricos de Francia, y los pasteles que hace Boris son unos pequeños monumentos en si mismos: especialmente el increíble petit choux, un hojaldre relleno de nata. Parece que Meryl Streep se enamoró de ese dulce cuando grabó aquí una escena de la película Julie & Julia.
Boris Lumé tomó la gestión de esta panadería y pastelería en 2013, pero es consciente de su historia de un siglo. La preciosa decoración de la fachada contiene un dibujo del Moulin de la Galette, un antiguo molino de viento que es el símbolo de su barrio, Montmartre. El Baile en el Moulin de la Galette de Renoir es uno de las obras más famosas del Impresionismo, un movimiento creado por artistas que usaban Montmartre como su taller al aire libre a finales del siglo XIX. La panadería-pasteleria Boris está en la lista de los monumentos históricos de Francia, y los pasteles que hace Boris son unos pequeños monumentos en si mismos: especialmente el increíble petit choux, un hojaldre relleno de nata. Parece que Meryl Streep se enamoró de ese dulce cuando grabó aquí una escena de la película Julie & Julia.

LA BONNE FRANQUETTE
Pocos restuarantes pueden pavonearse de aparecer en la obra de grandes artistas: La Bonne Franquette es uno de ellos. Vincent Van Gogh quería mucho este jardín y lo pintó en 1886 en La Guinguette, hoy expuesto en el Musée d’Orsay. Este restaurante de Montmartre era un sitio de encuentro para algunos de los grandes de la pintura del siglo XIX: Degas, Cézanne, Toulouse-Lautrec, Pissarro, Sisley, Renoir y Monet paraban aquí para tomar una copa tras subir la cuesta de la rue des Saules. Incluso el rótulo del restaurante es una obra de arte: lo hizo un artesano que pintaba con oro sobre vidrio, uno de los últimos en dominar este arte.
La familia Fracheboud ha gestionado este restaurante (que tiene cuatro siglos) desde el 1971. Han intentado evitar la deriva turística del entorno y defender la calidad de su comida y de su vino (que aquí se sirve siempre en garrafas). Pero también han intentado evocar el espíritu del viejo Montmartre: en este sitio puedes disfrutar de un genuino cabaret montmartrois, cancán incluído.
Pocos restuarantes pueden pavonearse de aparecer en la obra de grandes artistas: La Bonne Franquette es uno de ellos. Vincent Van Gogh quería mucho este jardín y lo pintó en 1886 en La Guinguette, hoy expuesto en el Musée d’Orsay. Este restaurante de Montmartre era un sitio de encuentro para algunos de los grandes de la pintura del siglo XIX: Degas, Cézanne, Toulouse-Lautrec, Pissarro, Sisley, Renoir y Monet paraban aquí para tomar una copa tras subir la cuesta de la rue des Saules. Incluso el rótulo del restaurante es una obra de arte: lo hizo un artesano que pintaba con oro sobre vidrio, uno de los últimos en dominar este arte. La familia Fracheboud ha gestionado este restaurante (que tiene cuatro siglos) desde el 1971. Han intentado evitar la deriva turística del entorno y defender la calidad de su comida y de su vino (que aquí se sirve siempre en garrafas). Pero también han intentado evocar el espíritu del viejo Montmartre: en este sitio puedes disfrutar de un genuino cabaret montmartrois, cancán incluído.

L'INTERNATIONAL RECORDS
“Recuerdo un concierto en la tienda: el grupo estaba en el fondo, la tienda a reventar y había aún más gente fuera con sus paraguas bajo la lluvia. Ese momento fue pura magia”, recuerda Dave Kouliche. Momentos como éste son lo mejor del negocio. “Estoy orgulloso de que este sitio se haya convertido en un punto de encuentro para artistas, donde muchos proyectos han echado a andar”, dice. Dave abrió la tienda hace cuatro años con un amigo, en colaboración con el bar L’International, que está en el lado opuesto de la calle, en el barrio de Ménilmontant-Oberkampf.
Vende sobre todo vinilos, de todos los géneros – jazz, clásica, techno, hip-hop, disco y músicas del mundo. “Los clientes pueden encontrar Led Zeppelin, Michael Jackson o Daft Punk, pero también discos de pequeños sellos o autoproducidos”, explica. La atmosfera es realmente cool. Lo prueba una anécdota: recientemente, un fotógrafo se presentó en la tienda y dijo que tenía que hacer fuera como fuera un reportaje fotográfico allí. Cuando volvió trajo consigo su modelo: era Vincent Cassel.
“Recuerdo un concierto en la tienda: el grupo estaba en el fondo, la tienda a reventar y había aún más gente fuera con sus paraguas bajo la lluvia. Ese momento fue pura magia”, recuerda Dave Kouliche. Momentos como éste son lo mejor del negocio. “Estoy orgulloso de que este sitio se haya convertido en un punto de encuentro para artistas, donde muchos proyectos han echado a andar”, dice. Dave abrió la tienda hace cuatro años con un amigo, en colaboración con el bar L’International, que está en el lado opuesto de la calle, en el barrio de Ménilmontant-Oberkampf. Vende sobre todo vinilos, de todos los géneros – jazz, clásica, techno, hip-hop, disco y músicas del mundo. “Los clientes pueden encontrar Led Zeppelin, Michael Jackson o Daft Punk, pero también discos de pequeños sellos o autoproducidos”, explica. La atmosfera es realmente cool. Lo prueba una anécdota: recientemente, un fotógrafo se presentó en la tienda y dijo que tenía que hacer fuera como fuera un reportaje fotográfico allí. Cuando volvió trajo consigo su modelo: era Vincent Cassel.

CINE IMAGES
“La cosa más bonita de trabajar aquí es que tienes la sensación de estar vendiendo sueños”, sice Alexandre Boyer, que gestiona la más antigua galería de Europa dedicada a los posters y las fotografías de la historia del cine. “Me encantan las películas y los carteles: trabajar en un sitio como este era mi sueño de niño”, dice.
La fachada color vino de la galería es de principios del siglo XIX, cuando abrió. Sin embargo, fue en 1976 cuando Jean-Louis Capitaine, apoyado por el director Louis Malle, la orientó hacia el mundo de la celuloide. “Somos los especialistas mundiales en cine mudo francés”, explica Alexandre. Muchos grandes nombres del cine han convertido en clientes leales de Cine Images: Martin Scorsese, Steven Soderbergh, Spike Lee y Nicole Kidman, entre otros.
“La cosa más bonita de trabajar aquí es que tienes la sensación de estar vendiendo sueños”, sice Alexandre Boyer, que gestiona la más antigua galería de Europa dedicada a los posters y las fotografías de la historia del cine. “Me encantan las películas y los carteles: trabajar en un sitio como este era mi sueño de niño”, dice. La fachada color vino de la galería es de principios del siglo XIX, cuando abrió. Sin embargo, fue en 1976 cuando Jean-Louis Capitaine, apoyado por el director Louis Malle, la orientó hacia el mundo de la celuloide. “Somos los especialistas mundiales en cine mudo francés”, explica Alexandre. Muchos grandes nombres del cine han convertido en clientes leales de Cine Images: Martin Scorsese, Steven Soderbergh, Spike Lee y Nicole Kidman, entre otros.

NORBERT BOTTIER
“He crecido entre pilas de zapatos en la zapatería de mi padre. Y me he mantenido fiel a esa fragancia de piel, pintura, cola, brea e hilo de coser”, dice Norbert. Zapatero apasionado, ha encontrado una clientela que sabe apreciar su entrega.
En 1981, Norbert abrió su propia tienda y en 1991 empezó a vender zapatos de lujo. Algunos años después, se puso a hacer sus propios diseños y hoy sus zapatos son muy apreciados por su calidad. “En la adolescencia, pasaba horas mirando a mi padre que trabajaba con máquinas que parecían esconder un secreto”, recuerda. Ahora, él también conoce ese secreto.
“He crecido entre pilas de zapatos en la zapatería de mi padre. Y me he mantenido fiel a esa fragancia de piel, pintura, cola, brea e hilo de coser”, dice Norbert. Zapatero apasionado, ha encontrado una clientela que sabe apreciar su entrega. En 1981, Norbert abrió su propia tienda y en 1991 empezó a vender zapatos de lujo. Algunos años después, se puso a hacer sus propios diseños y hoy sus zapatos son muy apreciados por su calidad. “En la adolescencia, pasaba horas mirando a mi padre que trabajaba con máquinas que parecían esconder un secreto”, recuerda. Ahora, él también conoce ese secreto.

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