martes, 24 de junio de 2014

LA FIEBRE DEL ORO: CALIFORNIA

La fiebre del oro de California fue un fenómeno social ocurrido en Estados Unidos entre 1848 y 1855, caracterizado por la gran cantidad de inmigrantes que llegaron a las cercanías de San Francisco (California) en busca de dicho metal. Este fenómeno comenzó cerca del pueblo de Coloma, cuando se descubrió oro en Sutter's Mill. Cuando la noticia del descubrimiento se esparció, alrededor de trescientas mil personas emigraron a California desde el resto de los Estados Unidos y de otros países.

Los primeros buscadores de oro, llamados «forty-niners», viajaron a California por barco por la ruta de Cabo de Hornos o en caravanas atravesando el continente, enfrentando un viaje muy duro la mayoría de las veces. La mayoría de los inmigrantes eran estadounidenses, pero la fiebre del oro también atrajo decenas de miles de personas desde Iberoamérica, Europa, Australia y Asia. Al principio, los buscadores de oro recogían el oro en los arroyos y lechos de los ríos usando técnicas simples como el cribado, pero más tarde desarrollaron métodos más sofisticados para la extracción del oro que fueron adoptados en todo el mundo. Algunos de estos buscadores de fortuna se hicieron millonarios, pero la mayoría se quedó con poco más de los bienes que tenía cuando la fiebre comenzó.
Los efectos de esta migración repentina fueron espectaculares. Antes de la fiebre del oro, San Francisco era una aldea diminuta, y con la fiebre la aldea llegó a ser una ciudad. Se construyeron escuelas, caminos e iglesias, y se fundaron otros pueblos. Se creó un sistema legal y de gobierno, lo cual llevó a la admisión de California como estado de la Unión en 1850. Los nuevos medios de transporte, como el barco de vapor, entraron en servicio en el estado, y se tendieron líneas de ferrocarril. También se inició el negocio de la agricultura, el segundo rubro de mayor crecimiento en California.

La fiebre del oro también tuvo otros efectos: los aborígenes de la región fueron atacados y expulsados de sus tierras tradicionales. Importante fue también el impacto ambiental que la minería produjo.



Inicios y generalidades


El 24 de enero de 1848, en Sutter's Mill, el rancho del general John Sutter, en Coloma, en las cercanías del Río Americano, el capataz James Marshall y sus hombres construían un molino de harina cuando encontraron pepitas de oro. Al saber del descubrimiento, Sutter quiso mantener la noticia en secreto, pues temía que sus planes de crear un imperio agrícola se vinieran abajo si había una inmigración en masa en busca del oro. Sin embargo, los rumores se esparcieron rápidamente, y el 15 de marzo siguiente el periódico The Californian publicó la noticia. El periodista que la firmaba, Samuel Brannan, inmediatamente puso una tienda de suministros para los cazafortunas que llegarían. Brannan corrió por las calles de San Francisco, con New York Herald un frasco lleno de oro y gritando "¡....oro, oro! ¡Oro en el río Americano!".

El 19 de agosto de 1848, el diario  fue el primer periódico en la Costa Este que anunció que se había descubierto oro en California. El 5 de diciembre de ese año, el presidente James Polk confirmó el descubrimiento en un discurso ante el Congreso de los Estados Unidos.

Muy pronto, la "Tierra dorada de California" se vio invadida por oleadas de inmigrantes de todo el mundo, llamados posteriormente "forty-niners". Tal y como Sutter temió, se encontró pronto en la ruina, pues sus trabajadores lo dejaron en pos del oro mientras sus tierras eran invadidas por ocupantes ilegales que robaron sus cosechas y ganado.

Antes de la fiebre, San Francisco era un asentamiento diminuto. Cuando los residentes supieron del descubrimiento, se dieron prisa en dedicarse a la búsqueda de oro y San Francisco se convirtió en un pueblo fantasma, aunque luego resurgió con nuevos bríos. Su población creció vertiginosamente, pasando de menos de mil habitantes en 1848,10 a 25.000 dos años después. Como otras poblaciones similares, la infraestructura de San Francisco y de otros pueblos aledaños pronto se vio saturada por la repentina afluencia de gente. Los recién llegados tuvieron que alojarse en tiendas, precarias cabañas, o cobertizos recogidos de barcos abandonados.

En la que fue llamada la "primera fiebre del oro de clase mundial", no había un modo fácil de llegar a California. Los forty-niners se enfrentaron a condiciones muy adversas, que en ocasiones los llevaron a la muerte. Al principio, los llamados "argonautas", viajaron en barco. Un viaje marítimo desde la costa Este de los Estados Unidos llevaba de cinco a ocho meses, pues era necesario recorrer 33.000 kilómetros para rodear por el sur al continente americano. Una ruta alternativa consistía en atravesar el Istmo de Panamá con mulas y canoas, lo cual llevaba una semana, y, una vez en el Océano Pacífico, embarcarse en una nave que se dirigiera hacia San Francisco. Una tercer ruta, que era más barata y llevaba menos tiempo de recorrido, era abordar un barco en Nueva York, o cualquier otro puerto de Estados Unidos, rumbo a Veracruz o Tampico, en México, viajar por tierra hasta Guadalajara, Tepic o San Blas; y de ahí cabalgar hasta Mazatlán. Ahí los futuros gambusinos abordaban barcos que al cabo de cuatro a cinco semanas los llevaban hasta San Francisco. Al final, la mayoría de los viajeros acabaron tomando la ruta terrestre que atravesaba los Estados Unidos; en particular por la ruta de California, puesto que, más al sur, los territorios de Arizona y Nuevo México, incluido el río Gila, eran un obstáculo casi imposible de franquear. Cada una de estas diferentes rutas tenía sus propios riesgos mortales, desde naufragios hasta fiebres tifoideas, pasando por el cólera.

Para satisfacer las necesidades de los recién llegados, barcos cargados con mercancías de todo el mundo llegaron en masa a la bahía de San Francisco. Llegó a haber barcos cargados de porcelana y seda de China, o de cerveza de Escocia.

Los capitanes de las embarcaciones tenían problemas con sus tripulaciones, pues al llegar a San Francisco, los marineros desertaban para ir a los campos de oro. Esto transformó a los muelles del puerto en junglas de mástiles, por los cientos de barcos abandonados. Personas emprendedoras tomaron algunos de estos barcos abandonados, transformándolos en bodegas, tiendas, tabernas y hoteles. Hubo uno que fue transformado en cárcel. Muchos de estos barcos fueron posteriormente destruidos y utilizados como relleno para agrandar el área edificable en el boyante pueblo.

En pocos años, se desarrolló una importante, aunque poco conocida, comunidad de gambusinos hacia el norte de California, llegando hasta los condados de Siskiyou, Shasta y Trinity.20 Cuando se descubrieron pepitas de oro en Yreka en 1851, miles de buscadores de oro viajaron hacia el norte, por la ruta llamada Siskiyou Trail, a través de los condados norteños de California.

Varios asentamientos aparecieron y desaparecieron rápidamente, como Portuguese Flat. En otro de ellos, el pueblo de Weaverville, aún funciona el templo taoísta más antiguo en California, legado de los inmigrantes chinos. No quedan muchos pueblos fantasma de la época, pero el pueblo de Shasta está bien conservado, e integra la lista de Parques Históricos del Estado de California.

También se descubrió oro en el sur de California, pero en una escala mucho menor. El primer descubrimiento fue en las montañas al norte de Los Ángeles, en 1842, cuando California era parte de México. Sin embargo, estos yacimientos no atrajeron mucha atención, y económicamente tuvieron consecuencias limitadas.

La mayor parte del oro fácil de recoger ya había sido obtenida para 1850, por lo que la atención se desvió hacia la extracción del mineral en localidades más problemáticas. Los estadounidenses comenzaron a rechazar a los extranjeros, para quedarse con el poco oro que aún era fácilmente obtenible. La legislatura del estado aprobó un impuesto especial para los mineros extranjeros, de veinte dólares al mes. Además, los mineros estadounidenses comenzaron a organizarse para atacar a los extranjeros, especialmente latinoamericanos y chinos.
Adicionalmente, las multitudes de inmigrantes estaban obligando a los aborígenes a salir de sus áreas tradicionales de caza y pesca. Para proteger sus hogares y su forma de vida, éstos comenzaron a atacar a los mineros, lo cual originó una serie de contraataques sobre los pueblos indígenas. La inferioridad en el armamento de los indígenas provocó que éstos fueran masacrados. Aquellos indios que escaparon a las masacres encontraron la muerte al no tener acceso a caza, pesca o recolección. 


Los Forty-Niners


Los primeros que acudieron a buscar oro, ya desde la primavera de 1848, fueron los propios residentes de California: europeos, estadounidenses, «californios» y amerindios. Al principio, las noticias sobre la fiebre del oro se difundieron lentamente. Los primeros buscadores de oro que llegaron en 1848 vivían cerca de California o se habían enterado de las noticias gracias a los barcos que estaban en las rutas más rápidas que salían de California. Varios miles de ciudadanos de Oregón formaban el primer grupo de estadounidenses que llegó a California, a través de la ruta de Siskiyou. A continuación, llegó gente de las islas Hawái, y miles de latinoamericanos, entre los cuales había inmigrantes de México, Perú y Chile, tanto por tierra como por mar. Para finales de 1848, más de 6.000 argonautas habían llegado a California. Sólo unos pocos de ellos habían llegado por tierra. Algunos de estos "forty-eighters" pudieron recoger grandes cantidades de oro de forma muy rápida, a veces miles de dólares en el mismo día.

Hasta los gambusinos ordinarios conseguían obtener en oro de diez a quince veces el salario diario que obtendría un obrero en la Costa Este. Una persona podía trabajar durante seis meses en los campos de oro, y obtener el equivalente de seis años de salario.
Para el inicio de 1849, la noticia de la fiebre del oro ya se había esparcido por todo el mundo, y una cantidad abrumadora de buscadores de oro y mercaderes comenzó a llegar desde virtualmente todos los continentes. El mayor grupo, en 1849, era de decenas de miles de estadounidenses, quienes llegaron por tierra y en algunos navíos.

 Los australianos. y neozelandeses se enteraron gracias a los barcos que llevaban periódicos hawaianos, y se embarcaron por miles hacia California. Hubo forty-niners que llegaron desde América Latina, especialmente de las regiones mineras de Sonora, y Sinaloa, en México. Los buscadores de oro procedentes de Asia, especialmente de China comenzaron a llegar en 1849, al principio en pequeño número. En chino, California era llamada "Montaña de oro". Los primeros inmigrantes provenientes de Europa, comenzaron a llegar hasta fines de 1849, principalmente desde Francia, acompañados de algunos alemanes, italianos y británicos.

Se calcula que en 1849 llegaron a California alrededor de 90.000 personas, aproximadamente la mitad de ellas por mar, y la otra mitad por tierra. Esta cifra incluye aproximadamente entre treinta y cuarenta mil extranjeros.

 Para 1855, los buscadores de oro, comerciantes y otros inmigrantes sumaban aproximadamente 300.000 personas. El mayor grupo de inmigrantes seguía siendo estadounidense, pero había miles de chinos, franceses, mexicanos y otros latinoamericanos, seguidos de pequeños grupos de filipinos y españoles.

También había unos cuantos mineros de origen africano, tal vez menos de cuatro mil, que llegaron desde el Caribe, Brasil y el sur de los Estados Unidos.

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