domingo, 15 de junio de 2014

Las pinturas famosas más impresionantes, extrañas e inquietantes

El grito de Edvard Munch

1893, óleo sobre cartón. National Gallery, Oslo

El grito", la obra maestra de Edvard Munch, se convirtió en un símbolo mundial de la angustia que aparece multiplicado en reproducciones, inscripciones en camisetas, muñecos infantiles y una multitud de objetos, además de causar un debate incesante entre los expertos.

¿Pero exactamente qué está haciendo esa figura surreal en la pintura, agarrándose la cabeza con los brazos y abriendo la boca: grita o acaso oye un alarido?

Aunque el público general parece seguro de que grita, los expertos no están de acuerdo.


El Guernica de Pablo Picasso

1937, óleo sobre lienzo. Museo Reina Sofía, Madrid
El Guernica de Pablo Picasso

Picasso renuncia al color para acentuar el dramatismo y sólo utiliza la gama de grises, el blanco y el negro,es lo que en arte se denomina grisalla.
Es un cuadro “sonoro”, los personajes gritan, gesticulan y mueren bajo las bombas ciegas que con todo acaban.La denuncia de la violencia es aquí intemporal y ha sido siempre utilizada
como un canto contra la sinrazón de la destrucción y la muerte en cualquier guerra.
Picasso pinta a las cuatro mujeres en actitudes desesperadas, son la población civil indefensa, pero también al militar caído en la defensa y a los animales, ajenos a la locura humana. 
El expresionismo y el dolor están presentes en toda la obra.

Una característica que el autor utiliza con frecuencia es la representación simultánea de varios planos en los rostros, como si los viésemos a la vez de frente y de perfil, de ahí un ojo diferente del otro, produciendo una visión globalizadora. A pesar de haber pasado la época cubista de Picasso, el pintor vuelve a utilizar los recursos cubistas.Técnicamente el Guernica tiene rasgos cubistas (reduce las formas naturales a formas geométricas) pero también emplea el expresionismo en los gestos extremos de los personajes y una gran pureza
y definición de líneas que nos recuerda el neoclasicismo.



La última cena de Leonardo da Vinci

1495 -1497, mural al temple y óleo Santa Maria delle Grazie en Milán 
La última cena de Leonardo da Vinci

Leonardo ha escogido, puede que a sugerencia de los dominicos, el momento quizá más dramático. Representa la escena de la Última Cena de los últimos días de la vida de Jesús de Nazaret. La afirmación de Jesús «uno de vosotros me traicionará» causa consternación en los doce seguidores de Jesús, y ese es el momento que Leonardo representa, intentando reflejar "los movimientos del alma", las distintas reacciones individualizadas de cada uno de los doce apóstoles: unos se asombran, otros se levantan porque no han oído bien, otros se espantan y, finalmente, Judas retrocede al sentirse aludido.

Aunque se basa en las representaciones precedentes de Ghirlandaio y Andrea del Castagno, Leonardo crea una formulación nueva. Como puede verse en el dibujo preparatorio, Leonardo pensó inicialmente en la composición clásica, con Judas delante de la mesa, y los otros once apóstoles en frente, con Jesucristo en el medio como uno más. Leonardo se apartó de esta tradición iconográfica e incluye a Judas entre los demás apóstoles, porque ha elegido otro momento, el posterior a su anuncio de que uno lo traicionará. Leonardo cambió la posición de Jesucristo, que inicialmente estaba de perfil hablando con Juan Evangelista, que parece en pie a su lado, (hay otro apóstol que también estaba de pie), y lo sitúa en el centro, hacia el que convergen todas las líneas de fuga, destacando aún más al perfilarse contra el ventanal del centro, rematado con un arco y separándolo de los apóstoles. A ambos lados de Jesucristo, aislados en forma de triángulo y destacados con colores rojo y azul, están los apóstoles, agrupados de tres en tres.
La gran fama de ésta obra ha despertado el interés de muchos investigadores y también de algunos novelistas que buscan resolver los supuestos misterios y enigmas que la rodean, por ejemplo Clive Prince y Lynn Picknett en su libro La revelación templaria y Dan Brown en su novela El código Da Vinci afirman que la figura a la derecha de Jesús (izquierda según se mira), no es en realidad Juan, sino una figura femenina, las múltiples obras de arte que se han inspirado en el cuadro y las parodias existentes contribuyen a convertir a La última cena en una de las obras más magníficas en la Historia del Arte.

El Jardín de las Delicias de Hieronymus Bosch (El Bosco)

1500-1510, óleo sobre madera. Museo del Prado de Madrid
El Jardín de las Delicias de Hieronymus Bosch (El Bosco)

El jardín de las delicias es la obra más conocida del pintor holandés. Se trata de un tríptico compuesto por una tabla central y dos laterales (pintadas en sus dos lados) que se pueden cerrar sobre aquella.
Obra de gran simbolismo (que todavía no ha sido completamente descifrado), como El carro de heno y el Juicio Final, el Jardín de las delicias se sustrae a cualquier clasificación iconográfica tradicional.
Tríptico abierto
Al abrirse, el tríptico presenta, en el panel izquierdo, una imagen del paraíso donde se representa el último día de la creación, con Eva y Adán, y en el panel central se representa la locura desatada: la lujuria. En esta tabla central aparece el acto sexual y es donde se descubren todo tipo de placeres carnales, que son la prueba de que el hombre había perdido la gracia. Por último tenemos la tabla de la derecha donde se representa la condena en el infierno; en ella el pintor nos muestra un escenario apoteósico y cruel en el que el ser humano es condenado por su pecado.

La estructura de la obra, en sí, también cuenta con un encuadre simbólico: al abrirse, realmente se cierra simbólicamente, porque en su contenido está el principio y el fin humano. El principio en la primera tabla, que representa el Génesis y el Paraíso, y el fin en la tercera, que representa el Infierno.

Los amantes de René Magritte

1928, óleo sobre lienzo. Bruselas. Colección particular
Los amantes de René Magritte
Este conocido cuadro del pintor belga René Magritte (1898-1967) es una de sus obras más conocidas, y como buena parte de sus cuadros, enigmática e inquietante.

Hay dos versiones de los amantes. En ambas los personajes aparecen con los rostros cubiertos con paños húmedos que nos impide adivinar quién está bajo las telas. En la otra versión los amantes aparecen uno junto a otro, pero en este caso sin besarse y en un paisaje natural.

En este caso el fondo del cuadro es un fondo tenebroso, podría tratarse de un cielo tormentoso que vemos a través de una construcción abierta al exterior.

Los personajes, que por las vestimentas parecen ser un hombre y una mujer, están enlazados y dándose un beso, aunque un paño blanco y húmedo les impide hacerlo con naturalidad.

Un paño que se ha interpretado con el recuerdo del suicidio de su madre. Cuando la sacaron del río el propio artista la vio con una camisa mojada cubriéndole el rostro.

La interpretación del cuadro es confusa. Por más que se relacione con la muerte de su madre, nada en este cuadro la recuerda ni parece relacionarse con este hecho, salvo el paño húmedo.

Un beso de amor es el sabor de la persona besada, el olor y la calidez de los rostros rozándose mutuamente, o simplemente el contacto de las lenguas y los labios.

El trapo húmedo actúa como barrera impidiendo que el beso en sí sea un beso de amor, eliminando esas sensaciones en los amantes.

Algunos autores han querido interpretarlo como un beso furtivo de dos amantes cuya relación es prohibida a ojos ajenos a la misma, buscando el anonimato. También se ha interpretado el paño como una limitación de sus sentidos, privándoles del olor y la calidez del otro en el acto de besarse.

La grandeza de Magritte reside en que con unos cuantos colores audaces y brochazos fuertes, y una composición relativamente simple consigue ilustrar una escena compleja, huyendo de artificios y simbologías complicadas y rebuscadas.

 Las dos Fridas de Frida Kahlo

1939. Museo Frida Kahlo de Coyoacán, México
Las dos Fridas de Frida Kahlo

Poco después de su divorcio de Diego Rivera, Frida completo este autorretrato de dos personalidades diferentes. Frida admitió que refleja las emociones que rodearon su crisis matrimonial. A la derecha representa la Frida respetada esposa y mexicana, vestida de tehuana en su mano sostiene un amuleto. A la izquierda una Frida bastante más europea con un vestido estilo victoriano, los corazones de ambas están a la vista, modo en que Frida nos refleja su dolor.


El retrato Arnolfini de Jan van Eyck

1434, óleo sobre madera. London National Gallery, Londres
El retrato Arnolfini de Jan van Eyck

Representa al rico mercader Giovanni Arnolfini y a su esposa Jeanne Cenami, que se establecieron y prosperaron en la ciudad de Brujas (hoy Bélgica), entre 1420 y 1472. Al día de hoy, los historiadores del arte discuten exactamente la imagen que el cuadro presenta; la tesis durante mucho tiempo dominante, introducida por Erwin Panofsky en un ensayo de 1934, sostiene que la imagen corresponde al matrimonio de ambos, celebrado en secreto y atestiguado por el pintor. Sin embargo, muchas otras interpretaciones se han propuesto acerca del cuadro, y el consenso actual es que la teoría de Panofsky es difícilmente sostenible.

En todo caso, la pintura —desde 1842 en la National Gallery de Londres tras desaparecer misteriosamente en 1813 del Palacio Real de Madrid— se considera una de las obras más notables de van Eyck. Es uno de los primeros retratos de tema no hagiográfico que se conservan, y a la vez una informativa escena costumbrista. La pareja aparece de pie, en su alcoba; el esposo bendice a su mujer, que le ofrece su mano derecha, mientras apoya la izquierda en su vientre. La pose de los personajes resulta teatral y ceremoniosa, prácticamente hierática; algunos especialistas ven en estas actitudes flemáticas cierta comicidad, aunque la extendida interpretación que ve en el retrato la representación de una boda atribuye a ello su aire pomposo.

American Gothic de Grant Wood

1930, óleo sobre aglomerado de madera. Instituto de Arte de Chicago

American Gothic de Grant Wood

El cuadro ilustra a un granjero sujetando una horca (tridente) y a una joven mujer, enfrente de una casa de estilo gótico rural. Es una de las imágenes más conocidas del arte estadounidense del siglo XX y se ha convertido en un icono en la cultura popular siendo una de las imágenes del mundo moderno más reconocidas y parodiadas.

Wood quería representar los roles tradicionales del hombre y la mujer, ya que el hombre sujeta un rastrillo simbolizando el trabajo duro. Wood tomó cómo modelos para el cuadro a su hermana Nan (1900-1990) y a su dentista el Dr. Byron McKeeby (1867-1950) de Cedar Rapids (Iowa).

Las manos lo resisten de Bill 

Stoneham

1972
Las manos lo resisten de Bill Stoneham

La pintura fue creada por el pintor norteamericano Hill Stoneham, en 1972. Representa un joven junto a una muñeca, de pie, delante de una puerta con paneles de cristal contra el que muchas manos se presionan. Según el artista, el niño se basa en una fotografía de sí mismo de 5 años, y se interpreta como que la puerta es una representación de la línea divisoria entre el mundo de vigilia y el mundo de los sueños y posibilidades, y la muñeca es una guía que acompañe al niño a través de ello. Las manos representan a las diferentes posibilidades de vida del niño. Esta inquietante -y para algunos, horrible-, pintura, se convirtió en objeto de una leyenda urbana en febrero de 2000, cuando se puso en subasta venta en eBay, y se hizo público su complejo y aterrador bagaje.

Las tres edades de la mujer de 

Gustav Klimt

1905, óleo sobre lienzo. Galería Nacional de Arte Moderno de Roma
Las tres edades de la mujer de Gustav Klimt

Las tres edades de la mujer se exhibió por primera vez en la Exposición de Arte de 1908 junto a El Beso, mostrando ambas telas una composición similar ya que las zonas laterales están sin cubrir y el fondo está constituido por manchas cromáticas. En el centro de la escena podemos observar las tres edades de la mujer ante un campo de flores amarillas en el que observamos imperfectas elipses doradas y negras, recordando este fondo a los mosaicos bizantinos de Ravena que tanto atrajeron al maestro. De frente y en primer plano aparece la madre, con su hija en brazos, apoyando su cabeza sobre la de su retoño. Tiene los ojos cerrados y gesto de ensoñación, al igual que la pequeña, cuyo sexo no podemos contemplar al estar su figura apretada contra la madre. Una anciana desnuda, de lado, con el rostro cubierto por el largo cabello, llevándose la mano izquierda hacia la cara, es la representación de la vejez. De esta manera podemos apreciar la representación del nacimiento, la madurez y la decadencia, igual que se muestra en la Filosofía. De nuevo, Klimt evoca el importante papel de la mujer en la vida, aludiendo a su lado femenino, lo que algunos especialistas interpretan como la rebelión de Edipo. El maestro vienés se ha inspirado en una obra de Rodin para la figura de la anciana, manifestando la admiración hacia el escultor francés. Una vez más, encontramos el característico gusto por las líneas onduladas, el soberbio dibujo y el decorativismo que definen la pintura de Klimt, en sintonía con los trabajos del art-nouveau y de la Secession, precisamente el año que se produce una escisión dentro del grupo ante la presión de los "naturalistas", opuestos a la filosofía de arte global que defendían los promotores de los Talleres de Viena, entre ellos el propio Klimt. Las tonalidades brillantes empleadas contrastan con el fondo neutro, apreciándose la renuncia a la perspectiva tradicional que se manifiesta en el maestro vienés.

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