De un tiempo a esta parte, las imágenes nocturnas de la superficie del planeta, ya sean tomadas por satélites o por los propios astronautas de la Estación Espacial Internacional, se han convertido en un indicador bastante fiable del grado de desarrollo económico de la zona fotografiada. Pocos ejemplos de esto que comento, pueden ser más claros que el que se muestra en la imagen superior, tomada por astronautas de la E.E.I. mientras sobrevolaban la península de Corea a comienzos de este año.
A plena luz del día, todas las tierras del mundo son bastante parecidas a vista de pájaro. Sin embargo todo eso cambia drásticamente cuando llega la noche, entonces el consumo de luz de cada país es fácilmente observable. A mayor prosperidad mayor cantidad de luz emitida desde las ciudades de un territorio, por tanto la imagen de las dos coreas es un ejemplo inmejorable del aislamiento autoimpuesto por Pyongyang.
En el centro derecha de la imagen, la zona más luminosa que se aprecia corresponde a Seúl, una mega-ciudad con más de 25,5 millones de habitantes en cuya área metropolitana se concentran más de la mitad de los surcoreanos. Bajando por la línea de la costa hacia el sur, se aprecian las luces del puerto de Gunsan, una pequeña ciudad surcoreana de 280.000 habitantes.
Ciertamente, la luminosidad de la capitalista Corea del Sur contrasta con la impresionante oscuridad reinante en el territorio de sus vecinos comunistas del norte, donde apenas se divisan las luces de Pyongyang, capital de Corea del Norte. A pesar de que esta urbe cuenta con 3,26 millones de habitantes (datos de 2008), el brillo de Pyongyang es comparable al de ciudades mucho más pequeñas y menos pobladas de Corea del Sur.
Todo tiene una sencilla explicación, en la próspera Corea del Sur el consumo de electricidad per capita es de 10.162 kilovatios-hora. En cambio, en el régimen dictatorial de Kim II-Sung, el consumo per cápita es de solo 739 kilovatios-hora. Eso hace que la oscuridad sea la nota dominante en el territorio norcoreano, de hecho si no supiéramos que es tierra firme, desde el espacio podríamos pensar que existe una franja de océano que une el Mar Amarillo con el Mar de Japón.
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