sábado, 4 de octubre de 2014

El Árbol del Vampiro

Se cuenta que en Guadalajara (Jalisco/México) existía un vampiro que se alimentaba de sangre humana. Inicialmente el hematófago solo abusaba de animales, y la preocupación de los pobladores era más que todo económica al encontrar tumbadas y secas a sus vacas o a otras criaturas. Sin embargo, cuando ya el ganado se había reducido considerablemente, comenzaron a aparecer niños muertos en las calles. Era un espectáculo atroz, pues el vampiro era tan salvaje que los infantes habrían quedado como pasas, totalmente secos…

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Por temor al vampiro, los padres prohibieron salir a sus niños de noche, y no sólo se quedaron en casa los pequeños, sino también la mayoría de adultos, pues temían no tener fuerza para acabar con un enemigo que podía ser veloz y tremendamente fuerte.

No obstante las muertes prosiguieron, hasta que en medio del temor colectivo se encendió la llama de la ira, y ésta dio paso al coraje, gracias a lo cual se organizó un grupo para acabar con el vampiro. Así, empezaron a seguirle el rastro y una noche consiguieron emboscarlo, lincharlo y clavarle una estaca en el corazón…

Entusiasmados con su victoria sobre el sanguinario vampiro, los pobladores organizaron un entierro al día siguiente de haberle dado muerte, y en el entierro colocaron una lápida grande y pesada, como para evitar que aquel engendro de las sombras volviese a clavar sus infames colmillos en la carne de los vivos.

Con el entierro creyeron que el vampiro se esfumaría para siempre, y al menos fue así en el sentido que importaba para la seguridad pública, pero de una manera sutil y enigmática el hematófago volvió pues, después de que pasaron algunos meses y su tumba fue profanada, empezó a crecer, supuestamente de la estaca que le clavaron, un árbol mágico: este árbol sangraba cuando lo cortaban, reflejaba (en su corteza, de manera borrosa y fantasmal) los rostros de las víctimas del vampiro por la noche, y supuestamente tenía aprisionado el espíritu del vampiro, a causa de lo cual aún perdura, pues los pobladores piensan que, si se lo corta, el perverso chupa sangre podría regresar…

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