Tutankamón sigue sorprendiendo a los amantes de la egiptología. Ahora se desvela el misterio del origen de uno de los dos puñales encontrados junto a la momia del faraón: El hierro de la hoja llegó del espacio, es decir, pertenece a uno de los numerosos meteoritos caídos en el desierto egipcio, que aún hoy es fácil recoger. En cierta forma, ya lo sabían los antiguos egipcios y lo habían escrito: Un antiguo papiro cuenta de «un hierro llovido del cielo». A esta conclusión ha llegado un grupo de científicos de Italia y Egipto, mediante análisis químico no invasivo, utilizando la técnica de la fluorescencia a rayos X, confirmando la composición del hierro en porcentajes distintos de níquel y cobalto.
Desde el descubrimiento de su tumba, en noviembre 1922, por los ingleses Howard Carter y Lord Carnarvon, comenzó el debate sobre la naturaleza de los materiales de uno de los dos puñales situados sobre el cuerpo de Tutankamón, que reinó nueve años, desde el 1336 a 1327 a. C.
El hierro, más preciado que el oro
Había una clara justificación para abrir ese debate: «Los objetos egipcios de hierro eran poquísimos. No habían desarrollado la metalurgia del hierro y no tenían minas. Por ello estaba considerado más preciado que el oro», explica Francesco Porcelli, profesor de Física del Politécnico de Turín, cuyo Museo Egipcio está considerado, por valor y cantidad de restos arqueológicos, el más importante del mundo después del museo del Cairo.
Desde el primer momento sorprendió también la elevada calidad de la manufactura de la hoja del puñal, lo que reflejaba la capacidad en la elaboración del hierro que se había alcanzado en la época de Tutankamón.
Este puñal del faraón siempre despertó la curiosidad de los investigadores, porque incluso los detalles de su descubrimiento demostraban que era un objeto precioso: mide 35 centímetros y no estaba oxidado cuando fue encontrado escondido entre los vendajes de la momia del faraón, para prepararse al encuentro con el más allá.
«Cráter lunar» en el desierto egipcio
La teoría del meteorito, ahora confirmada, no es nueva. Había expertos que sostenían hace tiempo que el hierro procedía de un meteorito, mientras otros pensaban que había sido importado: En Anatolia, llamada también Asia Menor (Turquía) existía el hierro en la época de Tutankamón, en el siglo XIV a. C. Un hecho determinó el desarrollo de la historia que confirma la procedencia espacial del hierro del puñal: En el año 2010 se descubrió en medio del desierto egipcio el Kamil Crater, que consiste en un pequeño «cráter lunar», rarísimo en nuestro planeta, ya que normalmente la erosión cancela las señales de los impactos de meteoritos.
En aquella expedición participaron, entre otros científicos, expertos italianos de Pisa y del observatorio astronómico de Pino Torinese. «Cuando fue descubierto el cráter, hablamos del enigma nunca resuelto del puñal encontrado sobre la momia del joven faraón. Decidimos entonces hacer el análisis, superando las resistencias de las autoridades egipcias, que justamente custodiaban celosamente los hallazgos», explica Francesco Porcelli, en declaraciones recogidas por el periódico La Stampa.
Segura procedencia espacial
Este profesor de Física aclara cómo han llegado a establecer que se trata de un metal procedente del espacio teniendo en cuenta su composición, pues el hierro del puñal contiene níquel al 10 por 100 y cobalto al 0,6 %: «Son las concentraciones típicas de los meteoritos. Pensar que pueda ser fruto de una aleación, en estas concentraciones, es imposible», subraya el físico Porcelli, quien ha sido precisamente el estudioso que ha encabezado el proyecto iniciado en el 2014, en el que han participado, con financiación italiana y egipcia, expertos en meteoritos de la Universidad de Pisa, científicos del Politécnico de Milán y de Turín, el CNR (Consejo Nacional de las Investigaciones) y la empresa XGLab; por parte egipcia, el Museo del Cairo y la Universidad de Fayoum. Detalles del estudio aparecen en un artículo publicado en la revista «Meteoritics and Planetary Science».
En definitiva, ahora se puede poner fin a la controversia que mantenían los expertos sobre el preciado puñal, desde que se abrió el sarcófago de Tutankamón custodiado en el Valle de los Reyes. Pero seguirán abiertos otros misterios y supersticiones ligadas a Tutankamón, entre ellas la maldición que habría caído a quien profanara su tumba. Quizás algún día venga también del espacio la solución a algunos de esos misterios que rodean al faraón muerto a los 18 años.
Por Ángel Gómez Fuentes - ABC
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